Limoges, Francia, 9 jul (Prensa Latina) La novena etapa del Tour de Francia tiene nombre, el volcán Puy de Dome del Macizo Central, un coloso que se presenta ante el pelotón de 170 ciclistas marcados por las batallas previas.
En la Grande Boucle más montañosa en mucho tiempo, el grupo tendrá un magno obstáculo antes de la jornada de descanso en Clermont-Ferrand, con una llegada en alto a un puerto de 13,3 kilómetros de ascenso y una pendiente media del 7,7 por ciento, que llega a 11 y 12 en sus kilómetros finales, un verdadero desafío.
El Puy de Dome, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se dibuja como el escenario ideal para el tercer duelo -después de las dos etapas en los Pirineos- entre los grandes favoritos de la edición 110 del Tour, el campeón vigente y líder de la general Jonas Vingegaard (Jumbo-Visma) y el esloveno Tadej Pogacar (UAE Team Emirates), monarca en 2020 y 2021.
El danés, considerado el mejor escalador del mundo, lucirá su camiseta amarilla durante el trayecto de 182,4 kilómetros entre Saint-Léonard-de-Noblat y el coloso situado a mil 415 metros sobre el nivel del mar, una zona sin público en sus kilómetros finales y con muchas restricciones de acceso.
Además de Vingegaard y Pogacar, los especialistas dan algunas opciones al australiano Jai Hindley (Bora-Hansgrohe), quien marcha tercero en la clasificación individual.
El Puy de Dome regresa al Tour de Francia tras 35 años de ausencia para convertirse en final por decimocuarta ocasión, con el danés Johnny Weltz como su último conquistador, en 1988.